Consciente Edipo soy,
pues sé de mi desgracia
desde el comienzo,
a sabiendas la provoqué.
Consciente mártir soy,
pues mi tortura la inicié
eligiendo
instrumento,
lugar y tiempo.
Consciente perdedor soy,
que cedo el turno
al que creo que ganará
desde el primer movimiento.
Consciente idiota soy,
que vivo de un inventado quizás
rodeado por la imposible verdad,
y me aferro.